Revista Barataria Nro. 2
1. Pretérito pluscuamperfecto
¡Los increíbles años 60! La década se inició con entusiasmos desmedidos. "El principal rasgo de nuestra época consiste en que el sistema socialista mundial se va convirtiendo en el factor decisivo del desarrollo de la sociedad humana...".
Reunidos en una conferencia en Moscú, así veían 81 partidos comunistas de todo el mundo aquel momento histórico.
Y quizá no exageraban. La Unión Soviética emergía como una superpotencia, disputándole supremacía a los Estados Unidos, país al que Nikita Jruschov se proponía alcanzar y superar en 2O años.
En 1956 el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética había revelado y condenado los crímenes de Stalin. Los demonios malignos del socialismo habían sido exorcizados. Estaba en vías de consolidarse lo que se llamó la “comunidad socialista mundial”. La Unión Soviética, China y las "democracias populares" de Europa y Asia abarcaban un tercio del planeta.
Yuri Gagarin, desde su espectacular vuelo cósmico proyectaba con su ancha sonrisa una irresistible imagen de triunfo.
Si bien la Unión Soviética había enviado los tanques a Hungría supuestamente para "aplastar a la reacción", también había impedido la agresión a Egipto cuando Gamal Abdel Nasser nacionalizó el Canal de Suez. Apoyaba el impetuoso proceso de descolonización de Africa y Asia y apoyaría también a Cuba desde 1959.
Todo parecía indicar que efectivamente el mundo vivía “el paso continuado, irreversible y sistemático del capitalismo al socialismo”, proceso iniciado con la Gran Revolución Socialista de Octubre de 1917.
Tras el telón de fondo de la "guerra fría", iniciada luego de la derrota de la Alemania de Hitler, los dos sistemas sociales competían en todos los terrenos y creíamos que en un clima de coexistencia pacífica, el socialismo demostraría ser superior. Más y más pueblos protagonizarían las revoluciones socialistas o de liberación nacional. El capitalismo se hundiría irremediablemente, sumido en sus propias contradicciones y al influjo de la lucha anti-imperialista mundial.
Todos estos cálculos resultaron dramáticamente fallidos. Eran sueños revolucionarios que no se cumplieron. Peor todavía, muchas tendencias marcharon exactamente al revés...