Humberto Vázquez Viaña ha muerto de un tumor el 1 de mayo, a las diez de la noche. A su lado estaba su compañera Lola.
Perdemos a uno de los últimos testigos partícipes de la guerrilla del Che en Bolivia y a un raro ejemplo de intelectual capaz de decir la verdad, toda la verdad, sin preocuparse de los enemigos que eso hubiera podido crearle (y que efectivamente le creó por muchos años). Perdemos a un hombre bueno, desinteresado, honesto, pero tenaz, batallador, polémico. Perdemos un raro ejemplo de devoción a la causa revolucionaria despreocupado por las ventajas que le hubiera podido garantizar la sociedad del espectáculo ya sea en Europa como en Latinoamérica. Perdemos un ejemplo de vida intelectual en el cual deberían inspirarse las nuevas generaciones de historiadores y estudiosos de los movimientos revolucionarios.