Luis Oporto Ordóñez *
Circula el libro testimonial Pan Comido, memoria de la Operación “Rescate” de los guerrilleros sobrevivientes del Ché. 1968 (La Paz, Mava producciones, 2011) publicado en base al testimonio oral de Efraín Quicañez Aguilar, “El Negro José”, editado por Edgar “Huracán” Ramírez (autor del prólogo) con el apoyo del periodista Nicolás Fernández Motiño. Describe, en sus diez capítulos, la situación de los sobrevivientes de la guerrilla del ‘Che’, el operativo de rescate, la estadía forzada en Chile, la salida y permanencia en Cuba y el retorno a la patria. Adjunta un valioso, e inédito hasta hoy, archivo fotográfico y hemerográfico, que permite contrastar el análisis de las fuentes. “El Negro José”, era el archivo viviente de esa historia que, ante la falta del testimonio del protagonista, fue contada y escrita de diversas maneras por historiadores y escritores. Cuando leía esas narraciones, una sonrisa indulgente afloraba en su rostro curtido, pues era el único que sabía la verdad de los hechos que hoy detalla en su libro.
La guerrilla cubana…
El 11 de marzo, dos individuos atrapados por la policía, develaron la presencia de una guerrilla en el sudeste. El 23 de marzo una patrulla del Ejército boliviano fue emboscada por el –hasta entonces clandestino—Ejército de Liberación Nacional, con el saldo de siete bajas, 21 prisioneros y la requisa del plan del Ejército para combatir a la guerrilla. El 27 de marzo de 1967 el mundo entero se conmocionó con la noticia del brote guerrillero comandado por Ernesto “Che” Guevara. Desde ese instante, junto a los Estados Unidos, el Gral. René Barrientos ordenó la organización de un sistema de inteligencia con el concurso de Argentina, Brasil, Chile, Perú y Paraguay. La campaña guerrillera se extendió hasta el combate del 8 de octubre, en la Quebrada del Yuro, donde una fracción del regimiento “Rangers” emboscó a la columna del Ché. Tres guerrilleros perdieron la vida y cuatro fueron heridos. El agente de la CIA Félix Rodríguez interrogó al ‘Che’ Guevara, quien fue asesinado el 9 de octubre en la escuela de La Higuera. El saldo de la guerrilla fue perseguida, cuatro fueron asesinados, pero un puñado (Pombo, Benigno, Darío, Urbano, Inti y Ñato), logró burlar al Ejército, que no obstante abatió al último. Los cinco restantes rompieron el cerco y tres salieron de Bolivia “gracias a la ayuda de algunos integrantes del Partido Comunista Boliviano”.
La fuga
El Partido Comunista de Bolivia asumió la responsabilidad de poner a salvo a los tres guerrilleros sobrevivientes, Pombo (Harry Villegas Tamayo), Benigno (Dariel Alarcón Ramírez, quien recientemente rompió con Fidel y fugó a Francia) y Urbano (Leonardo Tamayo Núñez). Tras agotadoras discusiones en reuniones clandestinas, cuando parecía que las opciones eran nulas, uno de los miembros de la Comisión Nacional de Seguridad, “El Negro José”, dijo con voz firme y parsimoniosa, al ser consultado: “Pero si eso es pan comido…” (41) Luego de escuchar, el PCB aceptó el plan. “El Negro José” escogió a su camarada “Tani” para la misión, escondió a los tres guerrilleros, en su casa hasta que salieron de Oruro el 8 de febrero de 1968, iniciando una odisea por desérticos e inhóspitos caminos altiplánicos de la ruta de Sabaya, hacia la frontera chilena, sin apoyo logístico (un camión que envío el Partido, nunca llegó), acosados por los servicios de inteligencia que en frenética búsqueda, dispuso aviones para sobrevolar la ruta de escape (84). Con lo mínimo necesario (dinero que no podían gastar por falta de tiendas, cinco latas de leche condensada, algo de charque, dos radiorreceptores portátiles, una pistola y dos revólveres con sus cargadores), sortearon mil peripecias, cayeron en una trampa en Sabaya, donde fueron retenidos con argucias para dar tiempo al Ejército que venía en su busca. Fugaron de esa población saliendo al descampado, hacia la frontera, donde juraron: “el que sobreviva al enfrentamiento debía liquidar al que estuviera vivo y luego autoeliminarse” (85). Benigno al sufrir un cólico que lo obligó a detenerse, exigió que avanzaran sin él; lo tuvieron que cargar un trecho, hasta que alcanzaron la frontera. En ese punto, los guerrilleros cubanos, al ver que los bolivianos no podían retornar a Bolivia pues los servicios de inteligencia confirmaron su vinculación con la guerrilla del Ché, les exigieron dar cumplimiento al juramento. Fueron momentos de tensión. Decidieron enterrar las armas y seguir. Anhelaban llegar a Iquique para abordar un buque soviético rumbo a Cuba. En el trayecto tuvieron que beber agua estancada y verdosa, pero lograron comprar pan y manzanas de un paisano quien les informó que la ciudad de Camiña estaba repleta de carabineros y policías civiles. Las radios chilenas difundían pronunciamientos de solidaridad de los partidos progresistas, que exigían garantías y asilo al gobierno de Eduardo Frei, lo que les indujo a entregarse voluntariamente, el mediodía: “No nos quedaba otra alternativa para mantenernos vivos”. El periodista Luis Berenguela del periódico Últimas Noticias de Iquique fue el primero en contactarlos, el 22 de febrero, tomó fotografías, acompañándolos hasta tropezar con una patrulla de carabineros, a la que exigió “garantías y asilo político”. El capitán Caupolicán Arcos, los escoltó hasta el pueblo, que expresó su solidaridad, recibiéndolos con simpatía. Dos diputados del PC chileno, Arturo Carvajal y Leonel Balcarce, los custodiaron rumbo a la Base Aérea “Los Cóndores” de la Fuerza Aérea Chilena en Iquique, cuyo Municipio los declaró “Huéspedes Ilustres”. Fueron interrogados por la policía secreta chilena en pleno vuelo desde “Los Cóndores” hasta Antofagasta. El presidente del Senado, Dr. Salvador Allende y los parlamentarios del PC, Corvalán, Volodia Teitelboin, Gladys Maryn y Arturo Carvajal, y los socialistas Altamirano y Balcarce, garantizaron su seguridad. Allende se ocupó de hacer llegar una suma de dinero que “El Negro José” le entregó en esas circunstancias para su familia. (121)
En tierras desconocidas
Chile, finalmente aceptó deportarlos a un tercer país. Jamás imaginó “El Negro José” que pasaría tanto tiempo fuera de su hogar, pues su misión consistía en “entregar a los compañeros sobrevivientes a ‘alguien’ (el diputado Arturo Carvajal) en la frontera chilena y retornar a Oruro”. Un avión de LAN-Chile salió de Santiago rumbo a la Isla de Pascua. Allende se reunió con ellos y los acompañó rumbo a Tahití (posesión francesa), donde fueron agasajados por el gobernador, en una fiesta inolvidable en la que Salvador Allende “pidió una guitarra y la rasgó como un consumado guitarrista”. De allí, ya solos, partieron en un largo periplo que los llevó por lejanas ciudades como Sidney, Singapur, Atenas, París, Praga y Moscú, donde embarcaron un Tupolev ruso hacia Cuba. El Comandante Fidel Castro los declaró “Héroes de la Revolución Latinoamericana”, y brindó trato deferente a “El Negro José”.
Los protagonistas del “Plan de Rescate”
¿Quiénes eran aquellos militantes del PCB? ¿Cómo se desarrollo aquella espectacular fuga? Hasta hace poco era el secreto mayor del PCB, conservado por el principal protagonista de ese hecho histórico, “El Negro José”, que a la manera de un “archivo viviente”, custodió el secreto en su memoria por 43 años.
Efraín Quicañez Aguilar, “El Negro José”, nació en las minas de Llallagua el 18 de junio de 1930. A temprana edad se trasladó, con su familia, a Oruro. Allí fue obrero y dirigente sindical (1948-1969) de la Fábrica de Calzados “Zamora”. En 1952 ingresó al Partido Comunista de Bolivia, donde ejerció cargos de responsabilidad a nivel local, regional (departamental) y nacional. Precisamente, siendo integrante de la Comisión Nacional de Organización, próximo por ello al Secretario Nacional del Comité Central del PCB, aceptó la responsabilidad de comandar la operación de rescate de los tres guerrilleros cubanos sobrevivientes de la Guerrilla de Ñancahuazú, tomando la ruta de Sabaya, frontera con Chile.
No obstante el trato deferente que se le propiciaba en Cuba, decidió retornar a su patria, Bolivia, donde se encontraba su esposa Elvira y sus cinco hijas. Su primer intento fue en 1971, cuando viajó a Chile, pero el golpe de Pinochet frustró sus deseos y tuvo que regresar a Cuba, luego de vivir un tiempo en Talca como refugiado. De esa manera pasaron doce años, diez de e ellos en Cuba, donde tuvo una compañera con la que procrearon una hija, Adita. Retornó clandestino a Bolivia en marzo de 1980, pero fue sorprendido por el golpe de un nuevo dictador, García Meza. Ocupó altos cargos al interior del PCB hasta 1990, cuando rompió con esa organización y pasó a conformar, con otros disidentes, la Alternativa del Socialismo Democrático. Desde 1993 hasta enero de 2010, trabajó como mensajero y secretario de la Central Obrera Bolivia. Hoy vive en Oruro, retirado ya de la actividad pública, con 83 años a cuestas, cansado, y con la salud desgastada, resultado de la ajetreada vida que llevó, agobiado por cruel enfermedad. Con el cuerpo envejecido pero la memoria intacta, guardó secreto de su historia, cumpliendo de manera disciplinada como buen militante el dictamen del Partido.
Por su parte Estanislao Villca Colque (“Tani”), nació en Sabaya, fue militante de la Juventud Comunista, disciplinado y responsable, que asistió a la Escuela de Cuadro del Konsomol (URSS). En esa época vivía en Oruro con su hermano y cuñada, dedicándose al comercio de cítricos de Caranavi.
* Director de la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional