Estuvo en La Paz para participar de la evaluación anual del servicio exterior, un evento que tuvo lugar una semana antes de la Navidad. Accedió a conversar con Animal Político sobre su más reciente investigación que estará plasmada en un libro de 570 páginas y que está siendo sometido a una aguda revisión de detalle antes de que pase a las fauces de la rotativa.
— Pasó octubre y nos quedamos con la inquietud de conocer su libro. ¿Ya le puso nombre?
— Aún no tiene nombre, pero en realidad el texto está acabado y es que cuando uno hace una investigación histórica, ésta nunca está acabada; está abierta porque depende de tu propia interpretación, pero también de los documentos disponibles. Cuando hice la investigación sobre Tania (Tamara Bunke), que fue la única mujer en la guerrilla del Che, comencé a mirar esta otra parte de la historia de la lucha armada (...) a partir de ese texto. Empecé a reunir documentación y en eso me nombran embajador y ahora todo esto demanda tiempo adicional.
— ¿Qué hallazgos tiene el libro?
— Ahorita, ese texto ya tiene 570 páginas que tienen que ver solo con el paso del Che en Bolivia. Ahora bien, lo que puedo decir es esto: busqué fuentes testimoniales y documentales; he trabajado en distintos archivos, como por ejemplo los archivos de la República Checa que permiten seguir las relaciones entre los comunistas bolivianos, los checos y los húngaros (...). Esa es una fuente documental nunca explorada y clave porque los checos tuvieron una relación temprana con los comunistas de Cuba.
Hay una decena de autores que exploraron la vida de Guevara, pero en la parte de Bolivia son extremadamente débiles, desde el punto de vista de investigación documental testimonial. Entonces lo que hice fue buscar en esas fuentes y archivos.
— Entonces, hay revelaciones...
— Hay cosas muy interesantes sobre la forma en la que los comunistas bolivianos veían la guerrilla. En esos años (las décadas de los 60 y 70), cuando tú ibas a Cuba no existía un vuelo directo. Para despistar a los sistemas de seguridad de Estados Unidos, para ir, tenías que llegar a Buenos Aires; de allí a París, donde te cambiaban de pasaporte para ir a Praga (República Checa), luego a Cuba, después de una vuelta. Esto está documentado en el Plan Manuel y estos documentos existen y tengo una lista de todas las personas que usaron esa vía para ir a Cuba, incluyendo a varios bolivianos, muchos de ellos aún viven.
Pero hay otros documentos sobre los que he trabajado y que proceden de los sistemas de seguridad de la hoy extinta República Democrática Alemana. Son documentos muy importantes, porque ellos también tenían una preocupación sobre lo que estaba pasando en Bolivia, sobre todo en el caso de Tamara Bunke. Esas fuentes nunca fueron exploradas y trabajé con archivos de militares bolivianos, como el que tiene la familia del general Zenteno Anaya y de Saucedo Parada, quien era jefe de la inteligencia militar de la Octava división.
— ¿Qué aportan estos archivos?
— Dos cosas. La dinámica militar y acceder a datos que nunca antes habían sido explorados (...), como aquellos de la Europa del este, además de testimonios. También trabajé con los documentos desclasificados del Departamento de Estado y de la CIA que muestran la dimensión del pensamiento norteamericano, cómo pensaban y qué información recibían. Ahora, la investigación tiene dos huecos documentales; los archivos de Rusia y los de Cuba que están cerrados por decisiones de sus gobiernos. Si bien cayó el régimen soviético en los 90, ahora esos archivos no se pueden ver a menos que tengan 75 años de antigüedad.
— ¿Y cuándo piensa presentar este libro, la investigación?
— El texto está listo, pero no tengo dos semanas para hacer una revisión a detalle (...). Quería hacerlo para los 50 años del Che en Bolivia. Quiero que sea un texto que marque una época y yo te aseguro que lo que está ahí nunca antes ha estado en ningún otro lado. Vas a encontrar documentos, análisis. Hay respuestas a varias preguntas sobre el paso del Che en Bolivia.
— ¿Por dónde llegó el Che?
— Si uno lee los documentos muy valiosos que ha publicado Carlos Soria Galvarro sobre las comunicaciones entre La Habana y Bolivia (...) y las comunicaciones de Ariel, que es el nombre de guerra de (cubano) Juan Carretero, quien dice que llegó por Chile, uno puede creer que fue por allí, pero yo creo que lo hizo a través de un vuelo de Varig, por Brasil (...). El Che no corrió riesgos y esto era parte de una operación encubierta. Si ahora alguien me dice que habló con el Che, que se tomó un café con él, pues no le creo. Llegó (a finales de 1966) a Bolivia con una fisonomía tan cambiada que ni sus hijos fueron capaces de reconocerlo. El Che era un tipo muy desconfiado y preciso en las cosas que él hacía, andaba dando pistas falsas siempre. Además, él dice en su diario que ingresó por Cochabamba y hay que ver los periódicos de la época que reportan los vuelos de esa aerolínea brasileña.
— ¿Ahora cómo se engrana esta investigación con la que acaba de publicar el Centro de Investigaciones Sociales (CIS) de la Vicepresidencia sobre la izquierda y los movimientos indígenas?
— Había hecho el libro de Teoponte, después el de Tania y el texto sobre el Che estaba en marcha, pero en borrador y comencé a mirar una conexión entre la Guerrilla de Teoponte (1970) con los movimientos armados de Argentina. Entonces escribí un texto sobre la posguerrila, sobre el PRT, el Partido Revolucionario de los Trabajadores y el ELN. Sobre la base de ese texto me pidieron que yo escribiese algo de cómo miraba esa izquierda el mundo indígena campesino. ¿Qué es lo que hallé? La guerrilla guevarista es rural, mientras la tradición más clásica del marxismo habla de una lucha urbana y rápida. El Che habló de una prolongada lucha y rural.
Al final, muere el Che y su organización, el ELN, retoma la idea con la incursión de Teoponte a partir de una lógica rural (...). El ELN hace luego una relectura de esto.
El mundo indígena y la guerrilla
Con el seudónimo de El Tupajín, Zenón Barrientos Mamani escribió una reflexión sobre los vínculos del mundo indígena con los principios de la guerrilla que lideró en Bolivia Ernesto Che Guevara. El historiador Gustavo Rodríguez Ostria, quien actualmente es embajador de Bolivia en Perú, recupera este escrito en Los partidos de izquierda ante la cuestión indígena 1920-1977, una reciente publicación del Centro de Investigaciones Sociales (CIS) de la Vicepresidencia. En este texto, también aportan los investigadores Carlos Soria Galvarro, Huáscar Rodríguez García y Raúl Reyes.
“Barrientos Mamani murió en un asilo hace unos cinco años”, afirma Rodríguez Ostria, quien además asegura que el único ejemplar firmado por El Tupajín está en su poder. El historiador también revela que pudo conversar con él hace varios años.
“La izquierda era obrerista, mientras que el mundo indígena era relegado. El Tupajín llega a reflexionar sobre cómo debe ser un militante guerrillero en el mundo indígena”, dice el historiador, quien luego precisa que este documento no llegó a formar parte del compilado que el Ejército de Liberación Nacional (ELN) llegó a publicar sobre los debates de este movimiento que en 1975 se convirtió en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT).
“Incluso existen textos que refutan el aporte, niegan la existencia de las nacionalidades”, declara Rodríguez Ostria luego de señalar que el ELN se planteó una “relectura” de sus inicios guevaristas que proponían una lucha rural y prolongada, incluso sobre la base de planteamientos vinculados con la plurinacionalidad.
El texto de Rodríguez Ostria también indica que las ideas de El Tupajín quedaron relegadas frente a una visión tradicional del obrerismo.
Pérfil:
Gustavo Rodríguez Ostria divide su tiempo entre sus tareas diplomáticas y su más reciente investigación sobre la guerrilla del Che en Bolivia que será publicada en 2018, un trabajo sobre el que promete datos inéditos por efecto de las fuentes documentales y testimoniales a las que accedió.
Nació: La Paz el 27 de junio de 1952. Profesión: Historiador y economista. Ocupación: desde 2014 es embajador de Bolivia en Perú.
Autor de ‘Teoponte, la otra guerrilla guevarista en Bolivia’ (2006) y ‘Tamara, Laura, Tania: un misterio en la guerrilla del Che’ (2011), entre otras investigaciones históricas