Lupe Cajías combina en su trabajo la crónica periodística con la investigación histórica, como resultado de sus estudios de Comunicación Social (UCB) e Historia (UMSA).
Entre otros trabajos es autora de "Historia de una Leyenda: Vida y palabra de Juan Lechín Oquendo, líder de los mineros bolivianos".
Columnista de "La Razón", produce microespacios históricos para la televisión y preside la Asociación de Periodistas de La Paz.
1. En ese momento tenía solamente trece años. En el ambiente familiar teníamos la percepción de que el ejército boliviano había ganado, de que el país había triunfado sobre alguien que nos había invadido. Esta percepción fue muy pronto desmentida por el acceso a mayor información y por las discusiones que se produjeron entre la generación que vivió las guerrillas. Después de haber conocido más ampliamente y estudiado estos acontecimientos, los veo como un hecho importante que conmueve a la sociedad boliviana, que saca de un terriorio de poder a la clase media, sobre todo a la juventud, y le obliga a volcar la mirada sobre su propio país.
En este siglo son dos los grandes acontecimientos que en Bolivia provocan un fenómeno de reflexión y que llevan a la acción: la guerra del Chaco que llegó finalmente al 52 y la guerrilla del 67 que es un proceso abortado, que no termina en una gesta como el 52, pero que indudablemente marca todo lo que vamos a vivir a partir de los años 70 hasta, prácticamente 1982.
2. A mi modo de ver, las causas esenciales del fracaso del intento guerrillero, estuvieron en un desconocimiento del país. Aspecto que también se repite en la consecuencia posterior de Ñancahuazú que es la guerrilla de Teoponte.
¿Por qué no se dio un triunfo socialista? ¿Por qué no se llegó a una revolución si sobraron mártires, coraje y decisión? Quizá también sobraron dirigentes. Teníamos un pueblo dispuesto a morir por esos ideales, pero en las cúpulas que dirigían los procesos había un gran desconocimiento del país. Esa clase media impactada emocionalmente con el tema de la guerrilla y el socialismo, no conocía los fundamentos profundos del país y creo que el Che Guevara tampoco. El Che Guevara pese a todos los esfuerzos que hizo, no sabía la esencia de Bolivia.
3. En realidad, la muerte del Che fue un impacto mundial y no solamente nacional. La guerrilla y la muerte del Che en territorio boliviano, influye en los acontecimientos históricos posteriores que hemos vivido hasta 1982, tanto a nivel de Estado como de base. Su influjo se siente en las universidades, en el movimiento obrero, en la iglesia, en las fuerzas armadas y en casi todas las capas sociales. Un suceso de ribetes internacionales, ocurrido en territorio boliviano, no podía dejar de incidir con mayor impacto en nuestra propia realidad.
4. La personalidad del Che y de los otros combatientes latinoamericanos y bolivianos que lucharon con él, y creo que hay que extender la apreciación a la gente de Teoponte y en general a quienes empuñan las armas, provocan un sentimiento de admiración. Son personas que procuran un cambio en la sociedad a cambio de su propia vida. Yo no creo en ciertas teorías modernas que tratan de explicar estos fenómenos por causas psicológicas, que intentan mostrar un tipo de personalidad, que se integra a un movimiento guerrillero por querer suicidarse lentamente. Nadie prefiere la muerte a su propia existencia, a la única oportunidad de vida que tenemos. Lo que pasa es que hay gente que valora, prioriza en un momento dado, si vale la pena entregar la vida por los demás, por un cambio radical en la sociedad. En última instancia, eso es lo que hace mover a la humanidad.
5. El aspecto rescatable más importante es la mística de aquellos seres humanos que no sólo tenían una posición política, sino una postura ante la vida. Una opción existencial. Ellos actuaban por amor a la humanidad más que por ansias de poder.
La historia ha demostrado que son opciones válidas. Mientras exista hambre, explotación e injusticias, no faltarán hombres y mujeres dispuestos a empuñar las armas y a entregar sus vida por lograr pan para todos, decoro y belleza en un mundo mejor.