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Huanca Flores Francisco Pablo o PablitoPablito, joven minero de Oruro que devino UN REVOLUCIONARIO DE PATRIA O MUERTE

Por la abrupta y rocosa Quebrada del Yuro avanzan compañías ranger de la Cuarta y Octava divisiones. Ante la inminencia del choque, el Che con su gran sentido humano y alta responsabilidad como jefe, decide entablar el desigual combate con un reducido número de compañeros y así garantizar la salida de los enfermos, antes que el ejército pudiera cerrar el cerco.

Pablito es designado por el comandante Guevara para proteger y guiar a Eustaquio, Chapaco y el Moro, cuya situación de salud es crítica.

Mientras los cuatro combatientes logran salir de la zona donde se despliegan las fuerzas enemigas, el Guerrillero Heroico y el resto del grupo inician la férrea defensa de sus posiciones causándole tantas bajas al enemigo que este solicita refuerzos y apoyo de la aviación.

Ese 8 de octubre, como siempre hizo desde su incorporación al grupo guerrillero, Pablito actúa con la disciplina y el coraje comprometidos durante la conversación sostenida con el Che el 11 de septiembre y que éste recogiera en su diario al comentar sobre el revolucionario boliviano: “(...) se mostró firme y decidido, de “Patria o Muerte” y hasta donde se llegue”.  [1].

El joven, de apenas 22 años, asume la custodia de sus compañeros y los guía por un terreno agreste, de gran altura, con escasa vegetación plagada de espinas. El 9 y el 10 de octubre marchan lentos durante la noche, para no ser vistos, y remontan el curso del Río Grande.

Pasan el día agazapados entre los peñascos, consumen los escasos alimentos y el agua que cargan. El día 11 se presenta frío, la temperatura desciende casi a cero. Han caminado toda la noche hasta alcanzar la confluencia con el río Mizque, guiados por el objetivo de llegar al lugar indicado por el Che para reagruparse, si se producía una dispersión.

Al amanecer del 12 de octubre, las tropas que ocupan posiciones en la otra margen del río ven a uno de los guerrilleros salir de la maleza para proveer de agua al pequeño grupo y se aprestan al ataque. Al verse descubiertos, los guerrilleros entablan un fiero combate. Por espacio de una hora cuatro hombres, tres de ellos en malas condiciones físicas, enfrentan a 145 soldados hasta que el parque se les acaba y caen ametrallados.

Hasta el final, como había prometido al hombre de talla universal, Pablito defendió la vida de sus compañeros y las ideas transformadoras que lo llevaron a unirse al grupo guerrillero de Ñacahuasú, cuando contaba sólo 21 años.

A su llegada, relata Urbano, la extrema juventud de Pablito hizo dudar a muchos sobre si podría enfrentar las duras pruebas que entrañaría la lucha, pero bien pronto el muchacho evidenció su clase, convirtiéndose en un aguerrido combatiente.

Sobresalió tanto que se le consideró como uno de los mejores compañeros del grupo de Moisés Guevara y un ejemplo entre los miembros de la Vanguardia. En una ocasión se brindó voluntariamente para cumplir la riesgosa misión de proveer de medicamentos al grupo insurgente.

Tenía buen nivel político, mostró todo el tiempo un magnífico espíritu combativo y nunca se le vio en problemas con ningún compañero. Se adaptó a la idiosincrasia de los cubanos, con quienes se llevaba muy bien. En la zona casi desierta donde se movió la mayor parte del tiempo no pudo desarrollar sus dotes de dirigente.

Francisco Huanca Flores nació en el poblado de Laja, departamento de Oruro, el 17 de septiembre de 1945. Apenas concluyó el Servicio Militar comenzó a laborar en las minas de Coro Coro, donde de inmediato se unió a las fuerzas revolucionarias que allí existían y solicitó su ingreso en el Partido Comunista de orientación marxista-leninista, encabezado por Moisés.

Desde muy niño padeció la pobreza del campo boliviano y sintió en carne propia la explotación a que son sometidos los hombres que extraen el mineral de los profundos pozos, donde en poco tiempo la silicosis destroza los pulmones y el hambre culmina con la mísera vida.

Convencido de la necesidad de acabar con las injusticias que perpetúan la pobreza de su pueblo, Francisco forma parte de la avanzada de su organización, la cual se suma al combate.

Desde el 25 de abril de 1967, cuando por primera vez el Che lo cita en su diario al consignar la posición ocupada por el joven durante la emboscada tendida contra el ejército, Pablito se convierte en un puntal de la Vanguardia a la hora de explorar, hacer un camino, apresar un sospechoso o detener el avance enemigo.

El 17 de septiembre el Che inicia las anotaciones con el nombre del joven minero, capaz de ganarse el cariño y la admiración de todos, que ese día cumplía años. En el diario queda recogido: “En honor de Pablito se hizo, para éste, un poco de arroz”.  [2].

El campesino dispuesto, valiente y callado, que hace cuanto se le ordena y lo hace bien, como señala el Guerrillero Heroico al evaluarlo de “muy bueno”, a los tres meses de su incorporación, cumple hasta el último instante de su vida con la confianza depositada en él.      


 [1] 118 Ernesto Guevara: El diario del Che en Bolivia, Ilustrado, p.346
[2] Ibídem, p. 350.