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Ocho errores graves en apenas ocho páginas

Periódico Quincenal "Juguete Rabioso"14 Sep 2005

Acerca de la difusión de los escritos del Che

Es sabida la dificultad de leer y transcribir la "letra de médico" del Che. Pero, por eso mismo, quien se lanza a esa tarea debe apoyarse en el conocimiento de las circunstancias que rodean lo que escribió y hasta la geografía por la que el personaje transitó. De lo contrario se incurre en imperdonables errores de trascripción.

Y eso es lo que lamentablemente ocurre con la publicación de fragmentos seleccionados de su diario "Otra vez", del segundo viaje por América Latina realizado en 1953 comenzando por Bolivia, junto a su amigo "Calica" Ferrer.

Desconozco la edición del año 2000 de editorial "Suramericana", pero temo que tiene las mismas deficiencias. La que tengo en vistas y me veo obligado a comentar es la del año 2003, en el libro "América Latina: despertar de un continente", una selección de diarios, cartas, apuntes y otros escritos de Ernesto Guevara de la Serna desde 1950 hasta 1967. Este volumen fue presentado en la Feria Internacional del Libro en La Habana, a la que concurrí por invitación del Ministerio de Educación de mi país, puesto que Bolivia, junto con los otros países andinos, era invitada especial del evento.

La parte de ese diario dedicada a Bolivia tiene apenas ocho páginas, no está claro si porque fue recortado para la edición o simplemente es sólo eso lo que escribió Ernesto Guevara en su primer paso por Bolivia. Hay que recordar que todavía no era el Che, sino un joven inquieto y sensible que, en condición de lo que ahora llamaríamos "mochilero", recorrió algunas partes del país desde el 10 de julio hasta el 17 de agosto de 1953. Entró por Villazón, en la frontera con la Argentina, y salió hacia el Perú por el puerto de Guaqui, en el lago Titicaca.

Abordé con entusiasmo la lectura de ese pequeño fragmento, no si antes preguntarme si no es ya hora de que se publique toda la obra escrita del Che, sin tener que depender de alguien que selecciona lo que se puede leer de él y lo que no. Me quedé sorprendido y con un tremendo disgusto por la cantidad de errores, no sólo tipográficos, que encontré.

Veamos el asunto

Sobre su visita a los Yungas, pág. 68:
Dice: "Sobre las laderas vegetales que se despeñaban hacia un río distante abajo, varios centenares de metros, se desperdigaban cultivos de cocos con sus típicos grados".
Cualquier conocedor de Bolivia sabe que desde hace centenares de años en los Yungas se cultiva coca y no cocos, y no con grados sino con sus típicas gradas o andenes en las laderas de las serranías.

Sobre su visita a la mina Bolsa Negra pág. 70
Dice: "la piedra que se extrae de la mina se divide en tres porciones, la que constituye el mineral con un 70% de hez que se embolsa así: la que tiene algo de Wolfram pero en cantidades menores y la capa, vale decir que no tiene nada, que se arroja por vertederos afuera".
En cualquier parte del mundo los minerales extraídos de un yacimiento se califican según su ley, es decir por su contenido mineralizado calculado porcentualmente. Al menos en Bolivia, los desechos no mineralizados se llaman caja y no capa.

Más abajo, en la misma página dice: "Al día siguiente visitamos el socarón. Llevando los sacos impermeables que nos dieron, una lámpara de carburo y un par de botas de goma, entramos en la atmósfera negra e inquietante de la mina".
Es más que sabido que una mina tiene socavón y no socarón.

Sobre su visita a Chacaltaya (pág.71)
Dice: "hicimos un recorrido que, saliendo de La Paz, toma el club andino de Chacoltoya para seguir luego por las tomas de agua de la compañía de electricidad que abastece La Paz".

Cualquier guía turística o mapa de la zona establece que Ernesto Guevara estaba hablando de Chacaltaya, la pista de esquí más alta del mundo, donde incluso se realizaban competencias internacionales hasta no hace muchos años, antes de que el calentamiento global del planeta diluyera la nieve casi completamente.

Sobre su recorrido por el lago Titicaca (pág. 72)
Dice: "Después de una viaje lindísimo bordeando el lago y de cruzar La Bolsa por Taquería, llegué a Copacabana".
Al mejor cazador se le va liebre, admitamos que lo de "una viaje" y el "La" con mayúsculas es un error tipográfico. Pero, "cruzar La Bolsa por Taquería", en vez de cruzar en balsa por Tiquina, es ya una grosería y un descuido inadmisible, una falta de respeto por el autor y por el país que él describe.

Sobre su viaje por el lago hacia Puno (pág. 73)
Dice: "...salimos rumbo a Puno, bordeando el lago. Cerca de este pueblo florecieron las Bolsas de tolora de las que no habíamos visto ninguna desde Taquera".

Todo el mundo sabe que los nativos del lago Titicaca circulaban, y todavía muchos lo hacen, en balsas de totora. La totora es una especie de junco que crece en sus orillas. Los constructores de esas "Bolsas de tolora" (balsas de totora) son los que hicieron las naves Kon-Tiki, Ra y Ra II, con las que el explorador noruego Thor Heyerdahl demostró con sus viajes los antiguos vínculos entre América y Oceanía.
El estrecho de Tiquina es el paso obligado para ir a Copacabana, ni Taquería ni Taquera figuran en las cartas geográficas, lo hubieran verificado si las consultaban.

Estos gruesos errores aparecen en las primeras ocho páginas que se ocupan del paso de Guevara por Bolivia. No quiero imaginar y prefiero no opinar sobre lo que podría ocurrir en las más de 500 páginas restantes.

La perfección tipográfica absoluta, es una utopía inalcanzable, lo sé yo mismo como autor y editor de muchos libros. Pero, la manera en que este fragmento es presentado rebasa todo límite. ¿Es una falla de María del Carmen Ariet, coordinadora científica del Centro de Estudios Che Guevara de La Habana, a quien conocimos y apreciamos en su larga estadía en Bolivia y por sus trabajos sobre el pensamiento del Che? ¿O es (i)responsabilidad exclusiva de Ocean Press, una casa editora basada en Australia? No lo sé, pero en todo caso María del Carmen presta su nombre como editora desde la portada del libro, además de escribir el prólogo.

Polémica
Hay en curso una polémica, particularmente ácida en Italia, sobre una especie de "privatización" del legado del Che, de la que es protagonista precisamente la casa editora Ocean Press que dice representar los intereses de la familia.
Me parece oportuno y creo que nadie estaría en contra que tanto la familia como el Estado cubano hagan todo lo posible por evitar una frívola utilización mercantil de los escritos y la propia imagen del Che (cigarrillos, ropa interior, cerveza y otros). Esa es una tarea urgente y necesaria. Por supuesto, también me parece importante que una casa editorial aparentemente con muchas conexiones internacionales como Ocean Press, publique las obras del Che en diferentes países y lenguas. Sólo tendríamos que pedirles que sean más cuidadosos en sus ediciones.

Pero, algo muy diferente es pretender monopolizar y cobrar "derechos de autor" sobre un patrimonio moral e intelectual perteneciente a la humanidad entera.
Las instituciones dedicadas a difundir el pensamiento del Che o a estudiar las circunstancias históricas que rodearon su vida, así como investigadores individuales desperdigados por el mundo, entre los que me cuento, tendríamos que pedirle permiso y pagarle a Ocean Press, nada menos, para publicar textos del Che. Extremo absolutamente inaceptable, por cierto.

Algunos de estos textos permanecían inéditos como parte del patrimonio histórico documental de Bolivia y, por supuesto, no pedimos permiso a nadie ni lo haríamos en el futuro si se diera el caso, para darlos al conocimiento público.
El Che y su legado no son propiedad privada de nadie.

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