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Rita Valdivia

Rita Valdivia bajo la refriega

Rita Valdivia Rivera nació en Cochabamba-Bolivia el 20 de junio de 1946, su familia se traslada a Venezuela a finales de la década del 50. Estudió bachillerato en el liceo Cajigal de Barcelona. En 1962 sigue estudios de Pintura y Escultura en la Escuela de Artes Plásticas Armando Reverón (Estado Anzoátegui) Forma parte de la primera promoción de artistas egresados de esa casa de estudios. Fue miembro del Círculo Ariosto, agrupación de poetas y artistas del Oriente venezolano. A los 18 años tiene una clara vocación literaria. Se traslada a Caracas y se inscribe en la Facultad de Arquitectura en la UCV. Interrumpe sus estudios y en 1965 viaja a Leipzig-Alemania becada por el Partido Comunista de Venezuela. En Europa cursa estudios en Historia del Arte. En 1967 decide unirse a la lucha guerrillera iniciada meses antes por el Che Guevara en Bolivia. Sus hombros se sumarán para dar continuidad al proyecto internacionalista de liberación que arranca en Ñancahuazú. Viaja a Cuba en octubre de ese año para formarse militarmente. En 1968 retorna a Bolivia y es responsable de la red urbana del E.L.N. Demuestra un ejemplar compromiso revolucionario, en consecuencia, Inti Peredo le asigna la Dirección del Ejercito de Liberación Nacional en la ciudad de Cochabamba. Se le conocerá con el nombre de Maya que en Aimara significa Primera. Fue asesinada el 14 de julio de 1969 en su ciudad natal cuando apenas cumplía 23 años de edad.

Las huellas literarias de Rita Valdivia están grabadas en el libro de poesía Bajo la Refriega (Barcelona: Ediciones Círculo Ariosto, 1964). Ese breve corpus anuncia un singular talento. Son versos de una adolescente que está familiarizada con las vanguardias artísticas de la época, que ha bebido del pozo amargo, visceral, pancreático de los postulados literarios de sus coetáneos. Su lenguaje está lejos de la cursilería. Por el contrario, tiene una garganta descuartizada, que suscita la compasión de los demonios y el rencor de los dioses. Se percibe la desacralizada y provocadora influencia de Luis Luksic. Sorprende Aullido Poema Octogonal por la madurez y las posibilidades semánticas de estos versos:

En el graznido de mi noche más largo que un pensamiento apelmazado por la atmósfera; los deseos se cuajan como alimento vital violados por el aire. Yo subía por las gradas desgastadas del tiempo; cada paso removía la huella de mis ancestros, y su aullido rompía el silencio octogonal. Buscaba inspirarme en tu risa; pero tu risa flotaba estática en el vacío, tratando de llamar la atención de los harapientos personajes que desfilaban por filas verticales. La mezcla de vida y hastío se escapa por las mucosas negando los caminos, las manos diligentes, los ojos purulentos de sabiduría, los instintos metidos en cascarones. Sobre la noche, sobre la risa vacía, sobre mi sombra engrandecida por la fiebre se mezcla la lluvia de indiferencia fosilizando ideas premáticas.

Cuando pienso en la vocación artística de Valdivia emerge naturalmente la palabra renuncia. Su prematuro talento como poeta y pintora queda suspendido en el tiempo, truncado por la tragedia. Al decir de Mario Benedetti, Rita Valdivia forma parte de la "Poesía Trunca" de nuestro continente. Sobrepasada por su propia consciencia histórica renuncia a la escritura y al arte para entregarse de manera absoluta al proyecto revolucionario. No guardó nada para sí. Hasta el último aliento lo ofrendó a la causa en la que creía.

Recuerdo a los compañeros de su generación que compartían la misma ruta creativa y política de esta joven rebelde en la vieja Barcelona de aquellos años. Muchos de ellos pudieron consolidar, en el tiempo, una obra artística que les hizo ocupar un espacio significativo en las artes y en la historia de la literatura en Venezuela. Es el caso de Gustavo Pereira, José Barroeta, Eduardo Lezama, quienes cabalgan con los laureles de premios nacionales e internacionales. Eduardo Sifontes y Rita Valdivia, los más jóvenes del grupo vivieron el martirio y la crucifixión. Me pregunto absurdamente, qué hubiera ocurrido con la poesía de Valdivia si hubiese tomado otra decisión. Ella optó por el camino más difícil: La refriega. En carta a su hermana Isabel (1967) dice: "ya no nos pertenecemos, nuestra generación no tiene escape, infinidad de sacrificios personales debemos cumplir para cambiar la sociedad actual". Rita no quiso ser testigo de su tiempo ni cronista del mismo. Escribir era un oficio inútil en aquellos días de divisiones y egos sobrealimentados. Se negó a seguir atrapada, acorralada entre versos y colores. Había mayores exigencias y actuó en consecuencia a sus ideales. "A los veinte años sus formas eran las del fin" . Quiso, como tantas otras mujeres, hacer la historia nueva para nuestro continente y la escribió con su propia sangre: "sangre nueva que fertiliza los campos de América para ser posible la libertad" . El che surcó un camino, Rita Valdivia junto a Genny Köller, Mónica Ertl, Beatriz Allende, Livia Gouverneur, y muchas otras mujeres valientes de la patria grande caminaron por ese suelo con la idea de avanzar a un presente diferente.

A veces me pregunto si con nuestras acciones hacemos honor a su memoria, a su lucha o huimos vencidos por el miedo y la resignación.

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