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Mndez Julio Luis atoÑato: versátil, solidario, valiente. 

EL HOMBRE ORQUESTA DE LA GUERRILLA

Al preguntarle al hoy coronel Leonardo Tamayo Núñez, uno de los sobrevivientes del combate de la Quebrada del Yuro, como definiría a Julio Luis Méndez Korne, Ñato, de inmediato respondió: “Uno de los hombres más útiles de la guerrilla. Especie de resuélvelo todo, cuya capacidad de trabajo, espíritu de sacrificio y condiciones revolucionarias le hizo acreedor de respeto y cariño entre los combatientes.

“Fue experto tirador, machetero, cocinero, carnicero. Era quien construía los hornos para hacer pan; el carpintero de la casa de calamina, el jefe de abastecimiento en los primeros días de preparación del foco guerrillero. Su mochila estaba repleta de instrumentos para beneficio de todos.

 “Para nosotros Ñato se convirtió en una especie de taller ambulante, pues transportaba en su mochila: hacha, alicates, clavos, suelas, bigornia, enseres para coser, en fin todo lo que fuera útil para la supervivencia de la guerrilla”.

Cuenta Tamayo que en los ratos de descanso podía verse al Ñato cosiendo una hamaca o las ropas de sus compañeros. También hacía el calzado rústico que en esa región de Bolivia llaman abarcas. Además de su disposición para resolver estos pequeños problemas, Julio Luis sobresalía por su valor en los momentos de mayor peligro.

Cuando el Che pierde sus botas durante el cruce del río, el día 10 de septiembre, es el Ñato quien le hace las abarcas que llevaba el día de su muerte. El combatiente nacido en el poblado de Loreto, cercano a Trinidad, capital del departamento de El Beni, el 23 de febrero de 1937, fue uno de los cuatro primeros militantes del Partido Comunistas de Bolivia que se integra a los preparativos del foco guerrillero bajo las órdenes de José maría Martínez Tamayo.

Desde su infancia, Julio Luis debió compartir las faenas de una familia campesina, realizando las más diversas tareas y haciendo frente a un medio hostil y exuberante que le permitieron desarrollar múltiples habilidades.

Junto a sus hermanos estudió en la ciudad de Trinidad. Dos de ellos, Maximiliano y María Luisa, recuerdan la pasión que sentía por la música, especialmente por las composiciones de Mozart. Señalan también que era un hombre fuerte, sabía hacer frente a la vida y no tenía miedo ante el peligro.

Mucho antes, la fibra revolucionaria de incansable luchador le llevó a colaborar en el rescate de los sobrevivientes del Ejército de Liberación Nacional de Perú, encabezado por Héctor Béjar, destacándose como remero y guía por la selva boliviana. Su labor partidista lo llevó también a viajar a la Unión Soviética.

El 27 de julio de 1966, a pocos días de su llegada a la Paz, Pombo consigna en su diario la presencia del Camba, como llamaron al Ñato hasta su incorporación definitiva al grupo armado de Ñacahuasú, el 11 de noviembre del propio año: “(...) La única solución que queda es ir y ver a Estanislao* [1]para ver si la organización tiene una casa disponible donde nosotros podamos dejar a Camba (...)” [2]

El revolucionario boliviano estaba recién llegado de Cuba, donde, a solicitud del Partido, había pasado entrenamiento militar desde enero y en los meses siguientes sería el encargado junto a Coco Peredo, Rodolfo Saldaña y Jorge Vázquez Viaña, de buscar el equipamiento militar y la finca en la zona de Caranavi, en la provincia de Nor Yungas, departamento de La Paz, lugar escogido como alternativa para el comienzo de la lucha.

Por aquellos días dirige su última carta a la familia residente en el poblado de Guayaramerín, la cual devendrá en especie de testamento político. La misiva avisa que no podrá escribir ni decir donde está a indica a sus hermanos varones que tiene un fusil para cada uno y cuando los mande a llamar será para pelear contra los enemigos.

A su hermana Nelly y al padre le dice: “No tengan pena de mí... De lo mío pueden disponer con toda confianza que ya yo no lo necesito pues me estoy yendo al monte”. Además, a sus seres queridos le envío ocho discos de música cubana sobre los cuales señala: “yo no les digo que se los regalo porque son el recuerdo de mi novia, ahora si yo muero en la batalla (...) les quedarán como recuerdo”.

Su integración definitiva a la guerrilla se produce el 11 de diciembre y es asignado al Centro, bajo las órdenes directas del Che. A partir de ese día éste consignará en su diario las múltiples misiones encargadas al combatiente para buscar alimentos, llevar un mensaje, realizar una incursión, acondicionar una cueva, construir una balsa, buscar un lugar seguro para esconder medios y pertrechos o su designación como bazuquero.

El 11 de septiembre de 1967 el Che realiza la última evaluación del Ñato en la cual señala: “Muy bueno. Es protestón pero ha resultado firme y un buen combatiente amén de que sus múltiples habilidades lo hacen hombre orquesta”. [3]

Después de la caída del jefe guerrillero en el combate de la Quebrada del Yuro el Ñato forma parte del grupo de sobrevivientes que continúan combates enconados contra el ejército, donde igualmente se destaca por su extraordinaria resistencia física, coraje y magnífica puntería.

En la tarde del 6 de noviembre los guerrilleros llegaron hasta una elevación cercana a Valle Grande. Durante la noche escucharon la música proveniente del poblado que se encontraba de fiesta y admiraron la hermosa vista de las luces citadinas contrastantes con el oscuro reflejo de las lomas en la profundidad.

Cuenta Pombo que ante esta visión Ñato recordó a los compañeros caídos y manifestó su deseo de bajar al cementerio a poner flores, gesto hermoso del que fue necesario disuadirlo por las terribles consecuencias que podría traerles.

El 14 de noviembre de 1967, después de burlar múltiples cercos y realizar proezas increíbles que le permitieron rechazar la persecución de todo un ejército apoyado por expertos norteamericanos en contrainsurgencia, elaboran un plan de salida que comprende la incursión de Urbano y Ñato al poblado de Mataral para comprar ropa y observar los controles.

Aquí reciben información de que los soldados conocen la presencia del grupo y parten de inmediato a reunirse con sus compañeros. Caminan toda la tarde y la noche hasta que al amanecer el agotamiento los vence. Entre las nueve y las diez de la mañana del 15 de noviembre se produce el último combate frontal que sostendrán los revolucionarios.

Ñato, que estaba de posta, despierta a sus compañeros al sentir la llegada de las tropas. De inmediato emprenden la retirada en medio de un violento combate y cuando están llegando al firme se dan cuenta que el Ñato se ha retrasado en el intento de coger un saco de comestibles, momento en que es alcanzado por un disparo en la columna vertebral.

Ante la imposibilidad de caminar, el bravo guerrillero exige que se cumpla el compromiso contraído por todos de que si alguien quedaba en esas condiciones se le quitara la vida antes de caer en manos del enemigo. La situación se hace muy difícil por el enorme respeto y cariño profesado al compañero con quien habían compartido múltiples peligros y vicisitudes.

La caída de este revolucionario de sólo 30 años fue el momento más terrible enfrentado por el pequeño grupo de sobrevivientes. Con gran dolor el coronel Tamayo recuerda el momento en que el Ñato entregó el fusil, la canana e irguió su cabeza para esperar la muerte.

Unido a sus compañeros permanece en el espacio solemne, en cuya pared se incrustan las efigies de los héroes muertos en aras de la libertad de los pueblos latinoamericanos.


[1] Mario Monje, secretario general del PCB hasta diciembre de 1967. (N del A)

 [2] Harry Villegas: Pombo. U hombre de la guerrilla del Che. P. 1

[3] Periódico La Razón, suplemento, miércoles 9 de octubre de 1996, p. 10.